
La recuperación económica comienza a sentirse en el consumo: inversión, salarios y lácteos marcan el ritmo del primer semestre 2025
El primer trimestre de 2025 mostró una señal clara de recuperación para la economía argentina. Según el INDEC, el PIB creció un 5,8 % interanual, contrastando con la profunda caída registrada en el mismo período de 2024. Este crecimiento, aunque alentador, refleja un fenómeno típico de poscrisis: una alta dispersión sectorial, donde algunos motores de la economía se reactivan con fuerza, mientras otros siguen mostrando rezagos.
Entre los sectores que lideraron este rebote destaca la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF que mide la inversión realizada en activos físicos que se utilizan las empresas para expandir o renovar su capacidad productiva), con un incremento del 31,8 % interanual, impulsado por la inversión en maquinaria (+48,9 %) y transporte (+74,7 %).
El consumo privado, principal componente de la demanda interna, avanzó un 11,6 %, recuperándose tras la fuerte contracción de 2024. Sin embargo, la recuperación no fue uniforme: mientras sectores ligados a la inversión y el consumo interno mostraron dinamismo, otros como el consumo público y servicios personales mantuvieron un crecimiento más moderado o incluso negativo. Esta heterogeneidad sectorial plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del crecimiento en los próximos trimestres.
Inflación en descenso y salarios en alza
El contexto macroeconómico acompañó este rebote. La inflación, tras varios meses de desaceleración, cerró junio en 39,4 % interanual, consolidando la tendencia descendente observada desde abril (47,3 %) y mayo (43,5 %). Según el INDEC, el IPC aumentó un 1,6 % mensual en junio, acumulando un alza del 15 % en el primer semestre. En paralelo, el salario nominal promedio mostró una suba del 58,9 % interanual a abril, lo que implicó una recuperación real del poder adquisitivo en torno al 15–20 % considerando la inflación acumulada hasta mitad de año. Este avance del salario real fue clave para explicar el repunte del consumo privado, especialmente en bienes esenciales.

El consumo de lácteos: un termómetro del bolsillo
Un dato destacado dentro de este contexto fue el comportamiento del consumo de lácteos. Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), el consumo aparente de lácteos creció un 14,5 % interanual en el período enero–mayo 2025. Esta expansión se alinea con la mejora en el poder adquisitivo y refuerza la idea de que, además del rebote estadístico del PIB, hay una recuperación tangible en los hábitos de consumo de los hogares. La evolución del consumo de lácteos —un bien esencial y de bajo grado de sustitución— actúa como un indicador adelantado del alivio en la economía de las familias.

¿Efecto rebote o inicio de un ciclo virtuoso?
Si bien estos datos son positivos, los analistas coinciden en que buena parte de la mejora responde al llamado “efecto rebote”, tras un año de fuerte recesión. El desafío hacia adelante será consolidar este crecimiento mediante un entorno macroeconómico estable, con inflación controlada, políticas de incentivo a la inversión y generación de empleo. En ese sentido, la evolución del consumo interno —con la canasta básica y productos como los lácteos como protagonistas— será clave para medir la profundidad y la sostenibilidad de esta recuperación.
Proyección julio–diciembre 2025: ¿qué esperar?
Inflación : Las proyecciones privadas y oficiales prevén que la inflación se mantenga en torno al 1–2 % mensual para el resto del año. Esto llevaría la inflación interanual de diciembre 2025 a un rango del 35–38 %, consolidando la tendencia descendente siempre y cuando se mantengan el control fiscal y cambiario.
Salarios; Si las paritarias acompañan la evolución de precios, se espera que el salario nominal acumule un crecimiento del 80–85 % interanual a diciembre, con una mejora real que podría estabilizarse en torno al +10 % sobre diciembre 2024.
Producto Bruto Interno (PIB); El efecto estadístico del rebote se moderará en la segunda mitad del año, y las estimaciones privadas proyectan que el PIB cierre 2025 con un crecimiento acumulado del 4–5 %, con una leve desaceleración trimestral en la segunda parte del año.
Consumo de lácteos; Si se sostiene el poder adquisitivo y la baja en la inflación, el consumo aparente de lácteos podría cerrar 2025 con un aumento acumulado del 12–14 % sobre 2024.
Tenemos un escenario abierto, pero con señales alentadoras
De mantenerse las tendencias actuales —inflación controlada, salarios ajustándose en términos reales y consumo interno dinámico—, la economía argentina podría cerrar 2025 con una inflación interanual en torno al 35–38 %, salarios creciendo al >70 % nominal anual y un PIB avanzando entre el 4 y 5 %. En este contexto, el consumo de lácteos proyecta un crecimiento anual acumulado del 12–14 %, consolidando su rol como indicador del bienestar de los hogares.
El desafío será sostener este escenario sin shocks cambiarios ni desvíos fiscales, lo que permitiría consolidar un ciclo de recuperación sostenida.
