La problemática de las Aflatoxinas

AflatoxinasUn tema sobre la mesa: la industria elaboradora de lácteos ha comenzado a informar al productor de leche de los análisis de aflatoxinas que viene registrando, y probablemente, en algún momento, influirá sobre el precio de la materia prima.

Hay una gran diversidad de hongos que crecen tanto en el campo como en los sitios de almacenaje de granos, subproductos y alimentos. Las micotoxinas son un variado conjunto de más de 300 grupos químicos, generados por estos hongos y son dañinos para la salud de animales y humanos.

La disponibilidad de información sobre éste tema es limitada pues hay poca investigación desarrollada con vacas lecheras y los experimentos suelen hacerse con el agregado de una sola micotoxina a una dieta “limpia” cuando en el campo es esperable la interacción de cientos de micotoxinas. Los efectos negativos son menos severos que en monogástricos, pues el rúmen actúa como un filtro degradando las toxinas fúngicas. Las más importantes son las toxinas producidas por mohos de los géneros Aspergillus, Fusarium y Penicillium. Las aflatoxinas son producidas por el moho Aspergillus y los rumiantes soportan ingerir en su dieta diaria entre 300 y 400 partes por billón (ppb). Con sobrepasar esos límites de tolerancia comenzará son la sintomatología. Alimentos como el afrechillo de trigo y la semilla de algodón son muy proclives a presentar análisis superiores de micotoxinas.

La presencia de toxinas fúngicas en leche está mayormente asociado a la Aflatoxina B1 (AFB1) en la dieta de las vacas, que luego de pasar por el rúmen se manifesta en leche con su metabolito Aflatoxina M1 (AFM1).  La tasa de transferencia de lo ingerido por la vaca a la leche es baja, con un rango entre 0.3 to 2.2%. Los límites del Código Alimentario a la presencia de AFM1 en leche es de 0,5 microgramos/litro fluída y 5 microgramos/litro de leche en polvo.

Aflatoxinas

Las señales esperables de un rodeo lechero que consume micotoxinas en un nivel superior a lo normal son las siguientes:

  • Reducción en la palatabilidad y consumo de alimentos
  • Merma en la producción de leche
  • Depresión en el % de grasa de la leche (Por ejemplo de 3,70 bajar a 3,30% GB)
  • Depresión inmunitaria, aumentando significativamente los recuentos de células somáticas y menores respuestas a tratamientos veterinarios.
  • Menores ganancias de peso en la recría
  • Pérdida de estado corporal
  • Desórdenes estrogénicos (abortos, prolapsos)
  • Aumento de desórdenes metabólicos, variabilidad en la consistencia de las heces.

Lamentablemente estos síntomas no son exclusivos de micotoxinas por lo que se recomienda dejar para lo último la sospecha de micotoxinas cuando surgen éstos problemas.

Entre las estrategias para minimizar el impacto de las toxinas fúngicas sobre el rodeo lechero podemos mencionar:

  • Remover las partes con moho/hongos visible en los granos, subproductos o ensilados.
  • Reducir el suministro del alimento sospechado y evitar darlo en los rodeos de preparto y lactancia temprana, grupos en los cuales se produce el mayor impacto.
  • Considere agregar a las dietas un adsorbente biológico en la mezcla de concentrados, que a precios actuales representan 0,10 US$/Vaca/Dia. Varios trabajos citan los glucomananos esterificados de la levadura Saccharomyces cerevisiae como altamente efectiva para AFB1. Probablemente haya situaciones que requieran de una mezcla de adsorbentes y secuestrantes debido a la especificidad frente a diferentes toxinas.

Si un tambo presenta altos análisis de AFM1 en su leche e inmediatamente remueve el alimento contaminado en la dieta de las vacas, puede llevar 3-4 días para que el análisis se normalice.

APUNTES SOBRE ALIMENTACION DE VACAS LECHERAS

M.Snyder

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