La crisis radica en una oferta de leche que supera holgadamente la demanda (mercado interno más externo), y la ola se produce entre los meses de agosto a noviembre. No sabemos cuánto va a durar pero debemos ver que hacemos con la baja del precio de la leche. Aquí publicamos una serie de decisiones a tomar en la gestión del tambo generada por un intercambio entre asesores lecheros.
-La crisis no afecta a todos por igual: El tambo que alquila está en el frente de batalla, deberá renegociar alquileres. El tambo que encerró para hacer lugar a la chacra, también está en el frente de batalla. Renegociar asignación de superficies, es el momento justo para decidir lotes a verdeos de verano. Empezar por las recrias que complican financieramente al no generar ingreso.
– El ingreso por agricultura será de menor ayuda que otras veces, salvo que cultivemos alimentos para las vacas logrando mayor autoabastecimiento de granos y/o forrajes.
– Reducir a la mínima expresión la sustitución de pasto por concentrados. Si mantiene los “litros libre” aun bajando la producción, estaremos reduciendo gastos y enviando al mercado menor volumen de leche.
-Bajar el costo de pajuelas de semen (el rango de precios es amplio)
– Analizar alternativas de Concentrados, aprovechando subproductos de menor costo evitando presionar sobre estado de la vaca. Empezar con ajustes sobre los rodeos de baja producción.
-Bajar costo de productos veterinarios. Las vacas después de parir se van limpiando solas, apurarlas hoy no tiene sentido y el costo es alto. Vaca sucia pero sin olor a lo sumo prostaglandina.
-Si se puede organizar, es buen momento para dar leche en la crianza de terneras.
-Aumentar la presión de selección, el descarte de vacas es un preciado ingreso.
-El personal sabe de la crisis pues la está viviendo también, evitemos transmitir pesimismo.
– Asumir que la estrategia a definir no es sólo de primavera, sino el 2016 con probable devaluacion. Muchas empresas deben asumir que tienen “que adelgazar” y revisar el diseño tanto del negocio como de la empresa.
– No dude en reasignar activos en situaciones extremas, por ejemplo vender vaquillonas.
– Trabaje con un presupuesto financiero. Sin un plan todas las acciones serán reactivas y podemos perder el rumbo. Presupuestar una buena distribución de pagos consensuada con los proveedores, y con una readecuación del pago de intereses y amortizaciones de créditos con los bancos si los hubiere. Mantener la liquidez es fundamental.
– El gran riesgo de estos momentos es actuar sin saber bien dónde estamos parados, sin conocer si nuestro problema es económico o financiero. Si nuestra situación se debe sólo a un desfasaje financiero, pero nuestro sistema de producción tolera los precios actuales, sería muy grave tomar medidas como si el problema fuera propio del sistema. A la inversa, si tenemos un problema económico, si producimos muy caro y no soportamos estos precios, mal hacemos en tratar de resolverlo como si fuera un problema financiero.