Algunos detalles para que las vacas no se queden boqueando…
Llega el verano y el impacto de la combinación de altas temperaturas y altos niveles de humedad relativa repercuten en los tambos con una reducción significativa en el consumo de materia seca y la consabida merma en la producción de leche y deterioro de las tasas de preñez.
Hay varias alternativas para amortiguar dicho impacto como es la de proveer sombras adecuadamente dimensionadas, lo mismo para la oferta de agua cercana a las vacas mientras pastorean su parcela, también modificar horarios de ordeño evitando el movimiento de vacas en picos de calor. La combinación de sombras cerca de la sala de ordeñe donde a su vez haya un sistema de aspersores de agua que moja las vacas acompañado por la evaporación forzada con ventiladores probablemente sea el método más efectivo (ver foto), estimándose una duración de 2 horas del efecto del refrescado (la vaca vuelve a tener ganas de comer!).
Un tema que debemos considerar al ocuparnos de la problemática, es el de la temperatura del agua de bebida.
Los recursos conque cuenta la vaca para disipar calor se limitan a: (1) Incremento en circulación de sangre perisférica; (2) Transpiración (la cual es ineficiente pues el costo energético de evaporar 1 gramo de agua es de 540 cal); (3) Incremento de la frecuencia respiratoria, logrando aumentar la pérdida de vapor. La frecuencia respiratoria pasa de 35 a 155 inspiraciones/minuto para vacas Jersey y de 50 a 125 para Holstein.
Incrementos en temperatura ambiental de 25°C a 40 °C por 6 horas diarias aumentan un 30% los requerimientos de mantenimiento. Al aumentar la frecuencia de jadeos, se aumenta el consumo de energía entre 7 y 25 % sobre requerimientos NRC. Para compensar la alcalosis respiratoria (al incrementarse los jadeos se produce una mayor evaporación sin la consiguiente eliminación de CO2), la vaca aumenta la segregación de bicarbonato en orina. En medio del incremento de los requerimientos y la eliminación extra de minerales debemos lidiar con una disminución del consumo voluntario que puede llegar a un 50% de lo que comerían en un ambiente termoneutral (rango entre 4°C a 24°C).
El agua tiene una función fisiológica dada por el volumen de ingesta y una función física dada por la temperatura de la misma. Cuando se conjugan situaciones extremas (por ejemplo más de 30 °C y humedad relativa superior a 50%), muchas veces la sombra no es suficiente y cobra importancia el último recurso de la vaca : la ingesta de agua fría. Diez litros de agua a 18 °C reducen la temperatura ruminal de 40 °C a 30 °C por 2 horas. Considerando ésto, es interesante tomar nota de la temperatura que puede presentar el agua en distintos lugares dentro del campo:
Un lugar estratégico para proveer de agua fría, mínimamente del rebalse del refrescado a 20-22°C, sería cercano a la salida del tambo pues es cuando la vaca presenta el mayor deseo de consumir agua. El dimensionamiento debe ser mayor al requerido para una mangada de vacas para evitar el amontonamiento. Lo ideal es combinar una sombra disponible para que después de beber la hacienda pueda comer y descansar hasta que el horario de mayor calor pase.
Todo esto debe ir bien acompañado con una estrategia de control de insectos pues a ellos también les atrae la sombra fresca!
Aqui dejamos un link con un trabajo del INTA con detalles para la construcción de sombras: Sombras para vacas de tambo INTA 2011 ficha_17
M. Snyder