
La producción de leche en Argentina está sustentada, mínimamente por un 70-80%, en el acceso a pastoreos con innumerables variantes de suplementación de forrajes conservados y concentrados. El resto de la producción se basaría en forrajes conservados y concentrados con escasa o nula participación del pasto. La estacionalidad en los sistemas pastoriles suplementados argentinos surge de la interacción entre clima templado-húmedo, manejo forrajero, reproductivo y economía de alimentación. Mientras los factores bioclimáticos fijan la forma básica de la curva (mínimo otoño, máximo primavera), las decisiones de parición, el nivel de suplementación, la infraestructura de bienestar y la señal de precios determinan cuán pronunciada será esa curva. La mitigación efectiva de los diferenciales requiere un enfoque integrado: planificar forraje y reservas, diversificar fechas de parto, invertir en confort térmico e instrumentar incentivos comerciales que valoricen el litro invernal. A continuación observamos cómo el uso de forrajes conservados, mejor uso de verdeos de invierno y mayor nivel de suplementación han mejorado la producción invernal atenuando la curva histórica:
La siguiente infografía resume un análisis de caso representativo del sistema de producción local en los últimos 10 años de un tambo con sistema pastoril + suplementación, la producción primaveral marcó el pico máximo anual basado en una máximo consumo de pasto por el rodeo lechero (kg MSC/VO/día), explicando la estacionalidad por un 48% mayor producción individual y 52% por mayor cantidad de vacas ordeñadas:

Analizando la evolución del mismo período pero por estación climática observamos que el otoño sigue siendo el período de menor volumen de leche (1,0) y la primavera el período de mayor volumen e igual proporcionalidad referida a la producción otoñal (Con 1,25 y 1,25 vemos que se mantiene un +25% de volumen sobre el otoño tanto para las primaveras del período 1980-1994 como para las actuales )


A nivel provincial se observan Córdoba y Santa Fe presentan la misma curvatura, mientras Buenos Aires tiene mejor otoño y pico más alto y marcadamente en octubre. El período observado son sólo 4 años lo que impide mayores comentarios y posiblemente afectado por sequias recientes. Recordamos que la disponibilidad de la información la por Cuencas divulgado por el SIGLEA es reciente.


Los sistemas de producción en Argentina están evolucionando significativamente y posiblemente se acelere con la estabilización de la economía y las ofertas financieras que deberían mejorar. Es interesante comparar las diferencias en la estacionalidad de los planteos pastoriles argentinos con respecto a los confinados de Estados Unidos aparte de las raciones totalmente mezcladas (TMR) la estacionalidad de partos es más homogénea e incluso se gestiona la duración del fotoperíodo con iluminación en los establos:

