El estancamiento del consumo de lácteos a nivel local es un lastre para la cadena láctea, pero se sobredimensiona su impacto sobre la actividad.
El 2016 cerró con 194 lts/hab/año un valor similar al promedio de los años 2013 y 2014. Como podemos observar en el gráfico más abajo, el consumo interno durante el 2016 fue sólo 14 lt/hab/año menos que el año 2015. Esto representa un -5% de merma en el consumo de leche por habitante. La misma conclusión surge de las curvas de facturación por venta de lácteos en supermercados (donde se comercializa el 29% de los productos elaborados) que acompañó y se mantuvo arriba -en el análisis relativo- de las sucesivas subas de precios en góndola del último año y medio.
El indicador que sí manifiesta un peso significativo en la ecuación del negocio lechero de la cadena toda es la marcada caída en las exportaciones que para el 2016 representó -34% con respecto al 2014, año previo a la crisis. El 2016 cerró con un escaso 17% de exportado/producido, y el comercio exterior ubicó el menor volumen exportado de los últimos 15 años.
MINAGRI: Consumo Aparente
Analizando el consumo por producto y por habitante/año observamos una caída del 8,6% (diferencia que se debe a las fórmulas de estimación de litros a productos):