La lechería argentina, al igual que las lecherías evolucionadas del mundo, transita un proceso de concentración. Este proceso de concentración implica un decreciente número de tambos, que producen cada vez más leche. Este proceso implica una variación en la manera de hacer las cosas, que si bien es lento marca la tendencia. Durante el período 1980-2002 desaparecieron 974 tambos/año promediando una tasa de -3,6% anual. Pasada la crisis del 2001/02 la tasa de desaparición se atenúa ubicándose en -2,4% representando la salida de la actividad para 200 tambos por año (por ser un análisis quinquenal el año 2016 fue dejado afuera del gráfico, pero se estima que duplicó la tasa de cierre).
La principal curva del gráfico que sigue corresponde a la evolución creciente de la producción de leche a nivel nacional en los últimos 35 años y un estimado del quinquenio en curso. El resto de las curvas registra los factores que dan origen a esa leche, destacándose una reducción en el número de tambos y vacas y un incremento en el número de vacas por tambo y en la producción de esas vacas. El amecetamiento de la curva de vacas/tambo estaría señalando la principal limitante al crecimiento futuro. Los temas reproductivos, las pérdidas del rodeo por muertes y descartes y la producción por vaca cobran mayor relevancia.