La producción de leche durante lo que va del 2018 (enero a mayo) viene marcando un incremento de +7,5% sobre el mismo período del 2017. De mantenerse la tendencia y el 2018 promediara +8% sobre el año completo 2017, Argentina estaría produciendo en el año un total de 10.905 millones de litros. En el mismo período los valores de la leche en polvo en moneda local aumentaron 35% con respecto al 2017 (si bien los valores en dólares/tn son similares en ambos períodos, el tipo de cambio -con prom. +34%- es bien diferente).
Esta variación inesperada de los factores que hacen al negocio exportador ha encendido una luz de esperanza en el sector lácteo y más aún en el de producción primaria que viene con un atraso significativo del precio recibido por la leche con respecto a los precios relativos de los insumos de producción (dólar, soja, gasoil, granos).
Pero a la hora de analizar la realidad observamos que hay poca leche en Argentina y nadie va a descuidar el mercado interno que a un ritmo de 209 equivalente litros/hab/año consumirá el 84% de la producción, por lo que posiblemente se mantenga el nivel de exportación actual (16% de lo producido) durante el resto del año:
Obviamente que ese 16% exportado al tener mejor precio va a mejorar el precio al productor, pero será a un ritmo gestionado por la industria procesadora que se encuentra cómoda -en competencia neutra- desde marzo 2017 cuando una de las grandes empresas argentinas, Sancor, salió del mercado. Hasta tanto no se resuelva la venta de Sancor y su vuelta a buscar la leche perdida, nadie pareciera dispuesto a tironear de la frazada que resulta corta para cubrir las necesidades de todos.